Luis Peraza entendió que el silencio de los fusiles era la oportunidad para mostrar la llanura como un territorio de reconciliación. Cree que los llaneros también deben confiar en los venezolanos..
LOS LLANEROS DE LA FRONTERA SIN FRONTERAS
Para Luis Peraza, la tradición de los llaneros contiene un mensaje de inclusión e integración que invita a recibir a los migrantes venezolanos y a los colombianos que regresan al país. Cortesía Adci-Voca
Nosotros tenemos en el Llano, este Llano que no conoce fronteras, nuestra raza propia y única. Tenemos al indígena, que vivía en este territorio completamente solo hasta la llegada de los conquistadores; al afro, que llegó desde África en barcos cruzando el Atlántico; y al europeo que tuvo que acostumbrarse a una nueva tierra. De toda esta amalgama está hecho el llanero. Es una bella paradoja, porque cuando se imaginan al llanero lo imaginan con botas y sombrero, a caballo domando ganando. Sin embargo, ni en Venezuela ni acá había nada de estas cosas. Todo es producto de este encuentro de mundos. Arauca es un mundo hecho de muchos mundos más. Y uno de estos es Venezuela.
Durante mucho tiempo, y antes del descubrimiento del campo petrolero de Caño Limón, nadie nos miraba a ver en este país. Así que crecimos bajo el abrazo venezolano. Yo mismo, cuando era niño, veía televisión de allá y cantaba el himno de Venezuela. Esos eran mis referentes culturales y aprendíamos de eso en la escuela. Así fue como aprendí a llevarme la mano al pecho y entonar: Gloria al bravo pueblo/ Que el yugo lanzó/ La ley respetando/ La virtud y honor. Las generaciones de ahora no sienten esta conexión tanto, pero yo fui de un momento histórico en el que para poder viajar hacia el interior del país tenía que cruzar la frontera y atravesar Apure, Barinas y Táchira y, desde ahí, ingresar a Norte de Santander para poder agarrar la vía para el resto de Colombia. Mi vida no la puedo imaginar sin Venezuela.
Quizá es por esa historia compartida que aquí en Arauca no siento tanto el rechazo hacia el venezolano, como sí puede pasar en otras partes del país. Y es que lo que pasa es que nuestra frontera está hecha de un río que no nos separa, sino que nos une. Por más que algunos quieran separarnos, es imposible porque tenemos una misma cultura. Cuando uno habla de la identidad llanera se refiere básicamente a una ecoregión cuya columna vertebral es el río Arauca. En cada orilla, la de Arauca y la del estado de Apure, hay rasgos tan similares que pareciera que fuéramos una nación diferente a Colombia y a Venezuela. Yo soy producto de esa hibridación típica de mi generación: mi mamá era apureña, mi papá araucano.
Por eso no es de extrañar que tanto allá como acá encontremos varios tipos de llaneros. El primero es el llanero pecuario o sabanero, un hombre de sombrero, caballo y ganado; un hombre que canta mientras trabaja, con su canto que es un lequeo que no tiene montañas que le devuelvan reverberaciones.
El tráfico ilícito de migrantes es verdaderamente una preocupación global, pues afecta a un gran número de países del mundo que son puntos de origen, tránsito o destino. Los delincuentes lucran con el tráfico ilícito de migrantes a través de fronteras y entre continentes. Es tarea compleja evaluar la dimensión real de este delito, debido a su naturaleza clandestina y a la dificultad para determinar cuándo la migración irregular es facilitada por contrabandistas. Sin embargo, el gran número de migrantes dispuestos a correr riesgos en busca de una vida mejor, cuando no pueden emigrar por vías legales, brinda una provechosa oportunidad a los delincuentes para explotar su vulnerabilidad.
Por tráfico ilícito o contrabando de migrantes se entiende la facilitación del cruce ilegal de fronteras o de la residencia ilegal con objeto de obtener un beneficio financiero u otro beneficio material. Este delito es perpetrado muchas veces por redes delictivas organizadas que aprovechan la oportunidad para obtener cuantiosos beneficios, con un bajo nivel de riesgo, en lo que consideran una actividad mercantil.
Los contrabandistas de migrantes se organizan cada vez mejor y establecen redes profesionales que trascienden fronteras y regiones. Como ocurre con otras formas de delincuencia organizada, los grupos involucrados en esta actividad delictiva han ampliado sus operaciones mediante el cambio de rutas, en un intento por expandirse a otros mercados y eludir la acción represiva de los Estados. Algunos grupos se han fusionado o han establecido relaciones cooperativas, ampliando su ámbito geográfico y la gama de sus actividades delictivas. Para algunos grupos delictivos, los migrantes son simplemente un producto más del tráfico ilícito, junto con los estupefacientes y las armas de fuego y, por cuanto el tráfico de migrantes es un negocio altamente rentable, con un riesgo relativamente bajo de detección, esta actividad criminal es atractiva para los delincuentes.
Las rutas del tráfico de migrantes pueden requerir grandes desvíos y estar sujetas a cambios para aprovechar políticas favorables o deficiencias en el control en frontera. Se pueden originar y terminar en el mismo continente o ser transcontinentales y transitar por un tercer continente. Seguidamente se mencionan dos ejemplos de ese tipo, referidos a las rutas de América del Sur y Centroamérica (incluido México) hacia América del Norte y de África hacia Europa.
Se estima que poco menos de un tercio de todos los inmigrantes a los Estados Unidos son ilegales, y que alrededor del 80% de la población inmigrante ilegal en el país procede de América del Sur (incluido México) [2]. De todos los inmigrantes ilegales en los Estados Unidos, se calcula que entre el 25% y el 40% entraron en el país con un visado legal y se quedaron después de la expiración de sus visados y que el resto entró en forma clandestina [3]. De estas entradas clandestinas, alrededor del 97% se producen en la frontera entre México y los Estados Unidos; la detención de inmigrantes ilegales en la costa representa menos del 1% [4]. Aunque no todos los migrantes irregulares se introducen de contrabando, estas cifras indican la escala de la situación general.
La mayoría de los migrantes entran clandestinamente en camiones que pasan la frontera, si bien se han observado casos en que los viajes se han hecho a pie, por ferrocarril o incluso por túneles especiales. Los grupos de delincuencia organizada que intervienen en el tráfico ilícito de migrantes en la frontera entre México y los Estados Unidos al parecer tienen su base de operaciones en gran medida en México y Centroamérica y aparentemente corren muy poco riesgo de detención, pues por lo común se hacen pasar ellos mismos por migrantes irregulares y son repatriados en lugar de quedar detenidos.
Las cifras de 2008 indicaban que el 88% de los migrantes detenidos eran mexicanos, seguidos por hondureños (3%), guatemaltecos (3%), salvadoreños (2%) y migrantes de otros países (4%) [6]. Los precios que los contrabandistas cobran a los migrantes difieren sustancialmente según el punto de origen. Los migrantes objeto de tráfico ilícito que cruzan la frontera entre México y los Estados Unidos pagan alrededor de 2.000 dólares, en tanto los procedentes de fuera de México (que, por lo tanto, tienen que cruzar varias fronteras) pueden pagar hasta 10.000 dólares [7].
Se estima que anualmente hay alrededor de 3 millones de entradas ilegales en los Estados Unidos: la mayoría de los migrantes entran clandestinamente en camiones que pasan la frontera, si bien se han observado casos en que los viajes se han hecho a pie, por ferrocarril o incluso por túneles especiales.
Fueron cerca de 50 hombres de la Fuerza de Tarea Quirón unidad adscrita a la Octava División del Ejército Nacional, los que hicieron presencia en la frontera para preservar la soberanía y territorialidad, a la vez que hacían gala de su vocación de servicio, solidaridad y altruismo con las más de 4 mil personas que hicieron tránsito entre la capital araucana y el Amparo, Venezuela.
Gestos como estos, ratifican el compromiso del Ejército Nacional con el progreso y desarrollo en todas las regiones de Colombia, en esta ocasión en un hecho trascendental en la historia de dos países como es la apertura gradual y controlada de la frontera, una labor que dejó huella en el corazón de colombianos y venezolanos. 2ff7e9595c
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